martes, 24 de enero de 2023

"LA PERSISTENCIA DE LA MEMORIA" DE SALVADOR DALÍ


Esta imagen nos muestra el espectacular cuadro LA PERSISTENCIA DE LA MEMORIA de SALVADOR DALÍ. Es un óleo sobre lienzo que se conserva en el Museo MoMA de Nueva York. Está fechada en el año 1931, por tanto, pertenece al arte contemporáneo  y en concreto a la corriente de vanguardia llamada Surrealismo.
El Surrealismo es un movimiento de vanguardia artístico-literario surgido en Francia a partir del dadaísmo, en el primer cuarto del siglo XX. En concreto, fue fundado en 1924 en Paris. Mediante Manifiestos, esto es, textos de carácter reivindicativo, muy usuales en el arte de vanguardiaexpusieron su ideario estéticoSu punto de partida fue la publicación del “Primer Manifiesto Surrealista” por el escritor francés André Breton. 
En principio era un movimiento de y para escritores, pero de inmediato se vislumbraron las enormes posibilidades que tenían para la pintura y la escultura. Pronto se distinguieron dos modos de hacer arte surrealista. El arranque predominantemente literario del surrealismo explica la total ausencia de un código o fórmulas plásticos. Así, el surrealismo artístico no tenía ninguna técnica precisa, no posee unidad formal. De una parte, los pintores que seguían defendiendo el automatismo como mecanismo libre de la intervención de la razón; entre los más destacados están Joan Miró y André Masson. De otra, cada vez adquirió más fuerza la opinión de quienes creían que la figuración naturalista podía ser un recurso igual de válido. Es el caso de Salvador Dalí, René Magritte, Paul Delvaux o Yves Tanguy
Los surrealistas, en líneas generales, fueron un grupo compacto y dogmático, capitaneado por el escritor André Breton. Van a crear revistas surrealistas como “Minotauro” o “La revolución surrealista” donde se publicaban textos, dibujos, fotografías…… 
El surrealismo trata de plasmar el mundo de los sueños, del subconsciente y la imaginación que escapan a la razón humana. Así, presentan una clara influencia de las doctrinas de Freud y sus teorías del psicoanálisis. Los surrealistas reivindican el azar o la sorpresa, sin ninguna intención de crear cosas bellas o morales. 
Se les considera los nuevos “románticos” ya que el Surrealismo vendría a ser como una herencia última del Romanticismo (componentes literarios, imaginativos, valoración de la libertad absoluta). Pero el surrealismo es también heredero del dadaísmo: la actitud polémica frente a la realidad, la actitud de unir arte con vida, etc.
El Surrealismo presenta múltiples precursores: el pintor El Bosco (pintor flamenco 1450-1516), el manierista Arcimboldo, o la pintura metafísica italiana (se desarrolla entre 1911-15 y su máximo representante es Giorgio de Chirico). 
El arte surrealista investigó nuevas técnicas, como el frottage (dibujos compuestos por el roce de superficies rugosas contra el papel o el lienzo), la decalcomanía (aplicar gouache negro sobre un papel el cual se coloca encima de otra hoja sobre la que se ejerce una ligera presión, luego se despegan antes de que se sequen), el cadáver exquisito (en la cual varios artistas dibujaban las distintas partes de una figura o de un texto sin ver lo que el anterior había hecho pasándose el papel doblado) o la pintura automática. También se interesó por la expresión de colectivos a los que apenas se había prestado atención en el pasado. El arte de los pueblos primitivos, el arte infantil, el de los dementes, etc. fue revalorizado desde entonces. 
Etapas del Surrealismo: La duración del Surrealismo es muy extensa, desde 1924 hasta el final de la Segunda Guerra Mundial. En una primera etapa, durante los años 20 se va configurando el movimiento: se celebra la primera exposición surrealista en París en 1925. También esta vanguardia se politiza. Breton se adhiere al partido comunista. En 1929 Breton publica el Segundo Manifiesto Surrealista. 
Durante una segunda etapa, en los años 1930, el movimiento se extendió más allá de las fronteras francesas.  En 1938 tuvo lugar en París la Exposición Internacional del Surrealismo que marcó el apogeo de este movimiento antes de la guerra. Participaron entre otros, Marcel DuchampDalíMan Ray y Óscar Domínguez. La capacidad de promoción del Surrealismo fue excepcional, se celebraron exposiciones en todo el mundo. El surrealismo se difundió por toda Europa (Bélgica, España, Yugoslavia, Inglaterra, Checoslovaquia...), incluso por Japón. 
Una tercera etapa coincide con el estallido de la Segunda Guerra Mundial, ya que casi todos los miembros del grupo se trasladan a Estados Unidos, donde siembran el germen para los futuros movimientos americanos de posguerra (expresionismo abstracto y el Pop Art).
En la vertiente cinematográfica, el surrealismo dio lugar a magníficas obras, como La estrella de mar(1928), de Man Ray. Luis Buñuel, en colaboración con Dalí, realizó las obras más revolucionarias: Un perro andaluz, Un chien andalou (1928) y la edad de oro, L'âge d'or (1930). Alfred Hitchcock y Salvador Dalí colaboraron cuando el primero encargó al artista catalán parte de la escenografía de Recuerda.
El surrealismo penetró la actividad de muchos artistas europeos y americanos en distintas épocas. PABLO PICASSO se alió con el movimiento surrealista en 1925; Breton declaraba este acercamiento de Picasso calificándolo de «...surrealista dentro del cubismo...».
El Surrealismo es, junto al Cubismo, la vanguardia en la que la presencia de artistas españoles es más notoria. Joan Miró, Salvador Dalí y Oscar Domínguez, entre otros, son figuras claves en este movimiento.

SALVADOR DALÍ (1904-1989) es el autor de la obra que nos ocupa, LA PERSISTENCIA DE LA MEMORIA.Es el artista más célebre del Surrealismo.  De personalidad compleja, megalómano, genial publicista de sí mismo, puede ser considerado también como un precursor de las performances de finales del siglo XX. Creó el método “paranoico-crítico” y lo aplicó a la pintura, elaborando de modo sistemático cuadros con varias imágenes superpuestas. Su técnica naturalista, de “buena cocina”, mostraba influencias de grandes pintores, desde El Greco, Velázquez hasta Goya. Paradójico y genial siempre, no abandonó nunca su capacidad de provocación que denota su adhesión permanente a las vanguardias. Dalí aportó al surrealismo el componente autobiográfico de sus obras, y su calidad técnica, muy superior a los demás surrealistas y una riqueza de imágenes infinitamente superior, que procede en gran parte del catálogo casi infinito que le proporciona la historia del arte (“imágenes dobles”…). Fue importantísima también su labor como escritor, diseñador de joyas, decorador, escenógrafo, etc. 
Los últimos quince años de su vida están jalonados por el reconocimiento nacional e internacional a toda su producción. Así, en 1974 se inaugura el Teatro-Museo Dalí en Figueras (Cataluña). En 1982 se inaugura el Museo Salvador Dalí en St. Petersburg (Florida, Estados Unidos) y S.M. el rey Juan Carlos I le nombra Marqués de Púbol. 

LA PERSISTENCIA DE LA MEMORIA conocido también como Los relojes blandos es un representativo cuadro del surrealismo daliniano. Desde su exposición en la Galería Pierre Colle de París, en junio de 1931, esta pintura se ha convertido en una de las imágenes más reproducidas, e identifica a su autor entre el gran público, incluso entre aquél que apenas tiene ningún conocimiento previo sobre los objetivos o la naturaleza del arte contemporáneo. 
Es un paisaje onírico. Aparece la bahía catalana de Port Lligat al amanecer. El paisaje es simple; aparece el mar al fondo y una pequeña montaña a la derecha. Hay tres relojes blandos y deformados, elementos que ya habían aparecido en una obra suya del año anterior, Osificación prematura de una estación
Dalí, según él mismo dice, se inspiró en el queso camembert a la hora de añadir los relojes al cuadro, relacionándolos por su calidad de "tiernos, extravagantes, solitarios y paranoico-críticos". Uno de los relojes cuelga en equilibrio de la rama de un árbol. Más abajo, en el centro del cuadro, otro se acopla a modo de montura sobre una cara con largas pestañas inspirada en una roca del cabo de Creus. La cara aparece también en otros cuadros del autor como El gran masturbador y El enigma del deseo. Se ha dicho que su perfil puede recordar la cara del propio Dalí. El tercero está, quizás, a punto de deslizarse por un muro. Sobre este reloj hay una mosca y sobre el reloj de bolsillo hay multitud de hormigas. A este respecto hay que decir que Dalí fue gran amante de las moscas a las que consideraba el insecto paranoico-crítico por excelencia. En cambio, experimentaba una atávica aversión hacia las hormigas. Cuando era un niño vio como unas hormigas devoraban un lagarto en estado de descomposición. Así, estos insectos quedaron asociados con la viva imagen de la muerte, y por eso la aparición de hormigas a lo largo de su obra adquiere connotaciones lúgubres.
Dalí, siempre ambivalente, incorporó a su bulímico universo tanto lo bello que le exaltaba como lo siniestro que le horrorizaba, y dalinizó tanto sus filias como sus fobias inextricablemente entrelazadas. Para él, la repugnancia es el centinela que habita muy cerca de aquello que más se desea, buena prueba de ello es que una procesión de minúsculas y frenéticas hormigas recorre toda su obra, pululando a través de ese tierno, extravagante y singular camembert paranoico-crítico que es el espacio-tiempo daliniano.
Los relojes, como la memoria, se han reblandecido por el paso del tiempo. Son relojes perfectamente verosímiles que siguen marcando la hora (supuestamente en torno a la seis de la tarde). Dalí dijo sobre el cuadro: "Lo mismo que me sorprende que un oficinista de banco nunca se haya comido un cheque, asimismo me asombra que nunca antes de mí, a ningún otro pintor se le ocurriese pintar un reloj blando".
La teoría de Dalí sobre lo blando y lo duro encuentra en las estructuras de los relojes su máxima expresión, sobre todo como manifiesto del tiempo que se come y que come. Alude al aspecto que obsesiona al hombre del siglo XX: espacio-tiempo. Después del conocimiento y las consecuencias de la relatividad, de las teorías de Einstein que perturbaron al mundo e influyeron en todo, la obsesión por el paso del tiempo y la obsesión por el espacio fueron los argumentos más utilizados por Dalí en su arte. Es por otro lado, la culminación de la imagen de El gran masturbador, que había tenido un gran impacto en el espectador. El reloj no sirve, no es materia, no funciona, de manera que aparece la estructura blanda simbolizando la idea pasional, vivencial y no racional, sobre la cabeza del gran masturbador como una masa viscosa, con un ojo, una pestaña y una gran nariz. Es el triunfo de los sueños que no están controlados por nada, es el canto al triunfo del deseo sobre la realidad. En definitiva, la capacidad de Salvador Dalí para mostrar, mediante imágenes inéditas, los mitos eternos del ser humano. Otros estudiosos insisten en la victoria del deseo sobre la presencia obsesiva del tiempo. Parece que estaba vinculado a una reflexión sobre la teoría de la relatividad, en la cual la postura de Dalí, que abogaba por acabar con el existencialismo y con la angustia del hombre ante su propio destino, lideraba a un gran sector del público.
El dibujo tiene una enorme importancia en el cuadro. Es de líneas puras, muy académico y relamido. Los objetos están representados con exactitud y detallismo, pero sus dimensiones no son reales y están deformados. La luz juega un gran papel. El cuadro está dividido en dos partes no simétricas: una un tanto “tenebrista”, en primer término, con un foco de luz a la derecha que ilumina suavemente los objetos, que proyectan sus sombras y se recortan en el espacio; y la otra, fuertemente iluminada, al fondo, con una luz muy blanca, irreal. El color es rico y variado. Predominan los tonos fríos (azules, grises, blancos), que contrastan con los cálidos (ocres, marrones y amarillos).
La composición está muy estudiada. Domina la línea horizontal del mar al fondo, remarcada por la luz, que divide el cuadro en dos mitades desiguales pero armoniosas. Se complementa con la horizontal de la rama seca del árbol, que con su tronco marca a la izquierda una vertical que equilibra la composición. Como elementos dinámicos, el pintor utiliza las líneas diagonales (mesa, cabeza) y las curvas (relojes, cabeza). El color contribuye a lograr estos efectos, ya que los tonos cálidos nos acercan las formas, mientras que los fríos las alejan. La perspectiva tradicional existe, pero el espacio parece extraño. El punto de vista del espectador es alto, aunque no en todos los objetos.
Dalí tuvo como influencias recurrentes en sus obras: desde la pintura renacentista hasta la del siglo XIX (Millet…) pasando por la barroca (Velázquez, Vermeer, etc.)
Debemos poner en relación esta obra con otras pinturas de su producción, sobre todo La desintegración de la persistencia de la memoria –que es una vuelta de tuerca más sobre el tema del paso del tiempo- o el misterioso El sentido de la velocidad.

En CONCLUSIÓNLa persistencia de la memoria es una obra icónica de la producción pictórica de Dalí. Este genial artista  influirá en otros seguidores del Surrealismo como Max Ernst, André Masson, Remedios Varo, u Óscar Domínguez así como el grupo catalán Dau al Set (1948-1954). También influirá en artistas del pop art como Andy Warhol.

ANEXOS IMÁGENES

OBRAS DE DALI QUE PODEMOS PONER  EN RELACION CON LA PERSISTENCIA DE LA MEMORIA:

La desintegración de la persistencia de la memoria (1952-1954); El sentido de la velocidad, 1931, Fund. Gala-Dalí, Figueras, Museo Dalí - St. Petersburg, Florida 



El gran masturbador, 1929, MNCARS; Osificación prematura de una estación, 1931, Colección privada, EEUU.





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