jueves, 9 de febrero de 2023

"EL PROFETA" DE PABLO GARGALLO


Esta imagen nos muestra la escultura de Pablo Gargallo, EL PROFETATambién se le denomina EL GRAN PROFETA
Esta fechada en la primera mitad del siglo XX -1933- por lo tanto pertenece al arte contemporáneo. 
El Profeta está considerada como la obra maestra de Gargallo. Fue una de las últimas que realizó, concretamente en yeso en 1933. E1936, dos años después de su muerte, fue fundida en bronce patinadoLa pieza original se conserva en el MUSEO NACIONAL CENTRO DE ARTE REINA SOFÍA (MNCARS) de Madrid, pero hay otros ejemplares en varios museos como el Museo Gargallo de Zaragoza. En total se realizaron siete ejemplares.

PABLO GARGALLO (1881-1934), y sus coetáneos PICASSO Y JULIO GONZÁLEZ, son los máximos representantes españoles de la escultura de vanguardia e investigan en técnicas y materiales, en especial con el hierro, convertido, gracias al desarrollo industrial en todo un material simbólico.
Pablo Gargallo nació en un pueblo de Aragón llamado Maella y murió en Reus (Cataluña) en 1934. Cuando el pequeño Pablo contaba siete años se trasladó con su familia a vivir a Barcelona y allí aprendería los primeros rudimentos del arte con su maestro Eusebio Arnau, uno de los artistas más destacados de su tiempo. Con Arnau empezó de aprendiz y años después colaboraría con él en la realización de diversos encargos escultóricos. Estudió en la Escuela de Bellas Artes de la Lonja, donde Venancio Vallmitjana fue su profesor de escultura. En sus inicios realiza un arte realista. Asiduo a las tertulias del café Els Quatre Gats, allí conoce a Nonell, Canals y Picasso, involucrándose en los círculos modernistas de la ciudad condal. A inicios del siglo XX, se instala en París durante un año gracias a una beca. En París le impacta la obra de Rodin y en la Ciudad de la Luz conoce al  poeta y pintor Max Jacob. Se deja influir por el arte de vanguardia, en particular el Cubismo. En Madrid trabajó como medallista y en Barcelona realizó las esculturas que decoran el Hospital de Santa Cruz y San Pablo. 
En París pasó temporadas donde entró en contacto con Pablo Picasso, Manolo Hugué, Juan Gris y Apollinaire entre otros. También diseñó y realizó joyas. Gargallo destacó en el empleo del metal en sus esculturas –bronce, hierro, incluso plomo y cobre- siendo sus obras un juego entre lo lleno y lo vacío. Son muy innovadoras e ingeniosas sus máscaras y rostros en chapa metálica. En su producción plástica, hay esculturas que no rechazan la tradición –con bellos desnudos de carácter noucentista[1]- pero en general obras predomina la investigación vanguardista, a caballo entre el Cubismo y el Expresionismo, como se aprecia en su obra cumbre, El profeta, fechada en 1933. 
Habitualmente usaba plantillas de cartón para hacer las esculturas de chapa metálica. Con los cartones recortados podía hacer varias versiones de una misma obra y calcular la cantidad de metal que necesitaba. A partir daba forma a las piezas de hierro en caliente, golpeando el metal con un yunque. Para terminar unía las distintas piezas mediante soldadura.
De Julio González aprendió la técnica de la soldadura autógena, utilizada en la industria para ensamblar piezas. Sus últimos diez años de vida los pasó en París aunque eventualmente viajaba a Barcelona para realizar diversos encargos.
Murió con tan solo 53 años cuando estaba en la cumbre de su carrera. En Zaragoza se halla un museo enteramente dedicado a su obra, abierto en 1985. Pablo Gargallo, el genio del vacío, está considerado como uno de los escultores más importantes del siglo XX. 
Los mayores logros del artista fueron la utilización de las chapas de cobre, hierro o latón y el uso del hueco para construir el volumen. Curiosamente, durante toda su trayectoria, Gargallo alternó su gusto por crear esculturas basadas en el más estricto clasicismo, con otras piezas tremendamente innovadoras: obras figurativas aunque sintéticas, con el hueco como principal elemento constructivo, donde omitía elementos y convertía lo cóncavo en convexo y viceversa. Materiales tradicionales y no tradicionales, entre los que se cuentan bronce, hierro o cobre, son frecuentes en su obra. Gargallo fue un artista siempre atento a la actualidad, y uno de los más innovadores creadores de su época. Muestra de ello son sus retratos sobre metal de la famosa actriz Greta Garbo,o la magnífica cabeza en bronce de Kiki de Montparnasse.
Como anécdota sobre Gargallo, podemos señalar que la mayor parte de las obras heredadas por la familia del escultor fueron robadas por los nazis y viajaron en un tren cargado de obras de arte que jamás alcanzó su destino gracias a la resistencia francesa. Este curioso episodio fue retratado en el film El tren de John Frankenheimer (1964) con Burt Lancaster de protagonista. Tras la muerte de Gargallo, su viuda Magalí hizo un gran esfuerzo para recuperar su legado comprando sus obras.

ESTILÍSTICAMENTE, Gargallo formó parte de la denominada Escuela de París, especie de “cajón de sastre” que aglutinaba a pintores y escultores de difícil adscripción a un estilo determinado o que muestran en sus producciones varias tendencias simultáneamente. Estos artistas se establecieron en París, la capital del arte durante los primeros decenios del siglo XX. Son ejemplos de ello el rumano Constant Brancusi y el español Pablo Gargallo, que aun siendo muy diferentes, muestran puntos en común y en algún caso se acercan, tangencialmente, al Art Déco.
El profeta estilísticamente se sitúa entre el Cubismo y el Expresionismo. Ahora bien, sus formas entre rectas y curvilíneas lo acercan al Art Déco, aunque no es una obra con el carácter esteticista de ese estilo y que si encontramos en otras de sus esculturas como en su Autorretrato (1927),  las esculturas dedicadas a Greta Garbo (1930), Pequeña máscara de Pierrot(1934) y sobre todo Kiki de Montparnasse[2](1928), por sus formas geométricas y sus superficies pulidas de bronce. También La cabeza pensativa de mujer que nos recuerda muchísimo a la Musa dormida de Brancusi, aunque la del español (1908) es anterior a la del escultor rumano (1909-10). Por lo demás, sus esculturas de desnudos femeninos noucentistas, podrían pasar perfectamente por esculturas déco.

Una de las obras más representativas de la producción escultórica de Gargallo es la obra que nos ocupa. Es una pieza de gran tamaño.
El TEMA de la escultura es la figura de un Profeta del Nuevo Testamento, en concreto San Juan Bautista“la voz que clama en el desierto”[3]Sobre este personaje a lo largo de su carrera, ya desde inicios del siglo XX, realizó diversas esculturas, dibujos y bocetos. No hay duda de que el personaje tiene su interés y en cierto sentido, le obsesionaba al autor. 
Gargallo realizó un relieve con este tema que se encuentra en la fachada del Hospital de la Santa Cruz y San Pablo, de Barcelona. En 1926 construyó en cobre una Cabeza de profetaque le serviría como estudio preparatorio para modelar la obra a cuerpo completo definitiva, en 1933. 
En contra de lo que puede parecer, esta obra está realizada a partir de bronce fundido, a pesar de que Gargallo consiguiese con ella una estética similar a la de las esculturas realizadas con chapas de hierro.
ANTECEDENTES
San Juan Bautista–no confundir con San Juan Evangelista- es una figura muy presente en la historia del arte desde la época medieval. Suele aparecer:
*Como niño –San Juanito- jugando con el Niño Jesús, y la Virgen María. Al parecer, su madre Isabel y María eran parientes.
*Como adulto y profeta, predicando en el desierto el camino a la conversión cristiana, vestido en harapos realizados con pelo de camello. Según cuenta los evangelios se alimentaba de saltamontes y miel silvestre. 
*Su cabeza decapitada, que muestra su trágico final, víctima de Herodías y su hija Salomé[4].
*Una escena que abunda muchísimo en la pintura religiosa es el bautismo de Cristo realizado por San Juan en el río Jordán.
Iconográficamente, los habituales símbolos parlantes de San Juan Bautista, tanto como niño como adulto son dos: el cayado o bastón y la vestimenta de pelo de camello, que lo liga a su austera vida en el desierto. Ése es el San Juan Bautista que representa Gargallo. No le interesa el trágico final de San Juan sino que desea subrayar su condición de profeta, es decir, de precursor de Cristo y de guía del pueblo hacia Dios, por eso aparece con un  cayado característico de los pastores.
Un antecedente muy interesante de esta obra es la escultura de San Juan Bautista (1877) realizada por RODIN, que pudo ver Gargallo en París. En este caso, aparece predicando, en actitud de andar y totalmente desnudo. A Rodin le llovieron las crítica sobre esta escultura que fue considerada como poco apropiada, fea y chocante. Por lo demás, San Juan Bautista no es una figura habitual ni en la pintura ni en la escultura contemporánea. Ahora bien, no olvidemos que durante siglos, particularmente hasta el siglo XIX incluido, ha sido un personaje de gran atractivo cultural para escritores, músicos, pintores, escultores, etc.[5]

Gargallo era un escultor muy versátil que tan pronto se centraba en la temática femenina –especialmente desnudos-, como en los retratos, figuras religiosas –David, San Juan Bautista- o mitológicas –Urano-.
En este caso se aparta un tanto de la tónica general de sus motivos y apuesta por una figura de gran fuerza expresiva, en la que el personaje aparece predicando, gritando, se supone que la conversión y la preparación del camino hacia Dios. Va cubierto con su tradicional piel de camello, sostiene un bastón o cayado en la mano izquierda y levanta la derecha por encima de su cabeza. 
Presenta un gran dinamismo y una cierta violencia en la cara y en el gesto con el brazo que lo apartan de representaciones canónicas de este santo. En modo alguno parece una representación que mueva a la devoción.

Las INFLUENCIAS artísticas en la producción de Gargallo son muy variadas: el arte primitivo, artistas coetáneos a él, vinculados a la Escuela de París, como BRANCUSI y Modigliani y por supuesto, JULIO GONZÁLEZ. De González aprendió sobre todo el método de la soldadura autógena y coincide con él en la pugna entre masa-vacío. También tuvo influencias de su amigo PICASSO.

El Profeta no es una escultura que se base en la idea de mímesis, buscando un realismo verosímil. Es una obra entre la figuración y la abstracción que confiere una gran importancia al hueco, al vacío como conformador de volúmenes en el espacio. El esquematismola simplificación a lo esencial y la geometrización, tan habituales en el arte de vanguardia, se hacen presentes en este ejemplo de escultura hecha casi de airePor lo demás, si consigue una cierta captación psicológica del personaje.
En la cabeza es donde se concentra la máxima expresividad, en la boca abierta, en la actitud de gritar, reforzada por la postura del brazo derecho. La figura de este personaje aparece ligeramente inclinada hacia adelante. Se estructura en torno a un eje central formado por la cabeza, la columna vertebral y la pierna izquierda; a partir de este eje crecen los diferentes elementos del cuerpo mediante un juego de curvas y contracurvas –el hueco y el vacío-.  Privilegia las formas cóncavas convexas, que se curvan y tuercen entre sipero también presenta ángulos rectos. Compositivamente, se basa en estructuras geométricas (triángulos, rectángulos). La luz propicia zonas claras y oscuras,  según sea la incidencia del foco. 
Esta escultura fue realizada para ser contemplada desde múltiples puntos de vista
Si analizamos la historia de la escultura desde la prehistoria, nos encontraremos con algún ejemplo donde el vacío cobra gran importancia como elemento esencial de la obra: por ejemplo en el prehistórico Arpista (Ídolo de la Cícladas griego). Y en el arte contemporáneo del siglo XX es habitual en muchos escultores como el británico Henry Moore o el español Eduardo Chillida.
Debemos relacionarel Profeta con otros ejemplos de su producción en especial con Urano (1933), que junto con el Profeta es la culminación de su carrera. Y también con otras piezas en las que la pugna entre masa-vacío es una de sus características más esenciales e innovadoras como se aprecia en sus Bailarinas, el David, la actriz Greta Garbo, el Homenaje a ChagallKiki de Montparnasse entre muchas otras.
En suma, el Profeta sintetiza las aportaciones significativas de Gargallo: utilización del juego vacío-lleno, equilibrio entre la verticalidad dominante y las líneas curvas laterales, estudio de la incidencia de la luz y concepción de la figura desde el espacio interior.

Este escultura fue realizado motu proprio por el pintor y presenta como función esencial la plasmación  experimental en su escultura del juego entre lo lleno y lo vacío. 
Aunque seguramente Gargallo no pensó que su escultura pudiera ser considerada arte religioso, para el espectador cristiano puede ver plasmado en ella el espíritu profético de San Juan Bautista.
La significación histórica de esta obra viene dada porque es buena muestra del sincretismo de la escultura española de vanguardia (influencias cubistas, abstractas, expresionistas, incluso Déco…). Paradójicamente es una escultura que camina hacia la abstracción pero no dejando de ser figurativa. Junto con Picasso y Julio González forman la gran tríada de la escultura de vanguardia del siglo XX en España.
En conclusión, El Profeta es la obra maestra de Gargallo, que condensa sus novedades plásticas. Es uno de los iconos del arte de entreguerras.

ANEXO. IMÁGENES






Urano, Gargallo,  1933


FUENTES DE DOCUMENTACIÓN
                                              
http://www.zaragoza.es/ciudad/museos/es/gargallo/virtual/presentacion.htm
www.zaragoza.es/contenidos/.../gargallo/Guia_didac_Gargallo.pdf
http://www.rodin-web.org/works/1878_baptist.htm
http://catalogo.artium.org/dossieres/artistas/pablo-gargallo/obra
www.artehistoria.com
http://temasycomentariosartepaeg.blogspot.com.es/p/blog-page_796.html
http://www.youtube.com/watch?v=Ll8B4f6c_J0&feature=related
http://tv.unir.net/videos/1261/47/65/317/0/El-profeta-el-culmen-de-la-obra-escultorica-de-Pablo-Gargallo

VERSIÓN REDUCIDA
1.”El profeta”” de Pablo Gargallo
1.- Identificación de la obra (nombre): esta imagen nos muestra la escultura llamada “El profeta”, también denominada “El gran profeta”.
2.- Autor/a (nombre): el autor de esta obra es el célebre artista aragonés Pablo Gargallo (1881-1934), uno de los escultores de vanguardia más importantes del siglo XX junto con Picasso y Julio González. También diseñó y realizó joyas.
3.- Localización: la pieza original se conserva en el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía (MNCARS) de Madrid, pero hay otros ejemplares en varios museos como el Museo Gargallo de Zaragoza. En total se realizaron siete ejemplares.
4.- Cronología: está fechada en 1933 (inicios de los años treinta del XX). Fue una de las últimas que realizó, concretamente en yeso en 1933. En 1936, dos años después de su muerte, fue fundida en bronce patinado.
5.- Identificación del lenguaje estilístico: podemos adscribir esta escultura de Gargallo al arte de vanguardia, concretamente al cubismo y al expresionismo.
6.- Justificación del estilo artístico al que se adscribe la obra, comentando alguna característica que lo defina: “El profeta” es la obra cumbre de Gargallo. Es una escultura exenta o de bulto redondo que nos muestra a un hombre de pie, intuimos que cubierto con una piel de camello -como es habitual en el profeta San Juan Bautista-, con el brazo derecho en alto, en actitud de gritar-predicar y con un bastón o cayado en la otra mano. Presumiblemente representa al profeta San Juan Bautista transmitiendo su mensaje religioso. Estilísticamente es expresionista por la fuerte carga emocional que muestra a través del rostro y del lenguaje gestual del cuerpo. Por otro lado, se aprecia la influencia cubista en: la tendencia a la abstracción, esquematización y geometrización; el juego entre las formas cóncavas y convexas, el hueco y el vacío. Paradójicamente es una escultura que camina hacia la abstracción pero no dejando de ser figurativa.



[1]Tendencia clasicista catalana de inicios del siglo XX.
[2]Kiki de Montparnasse fue la modelo más famosa entre los artistas de París en los años veinte.Este retrato nos transmite la imagen de una mujer fascinante y moderna, aunque Gargallo apenas la conoció. 
[3]Su festividad es el 24 de junio.
[4]Del santo Evangelio según san Marcos 6, 17-29 
“En aquel tiempo, Herodes había mandado prender a Juan y lo había metido en la cárcel encadenado. El motivo era que Herodes se había casado con Herodías, mujer de su hermano Felipe, y Juan le decía que no le era lícito tener la mujer de su hermano. Herodías aborrecía a Juan y quería quitarlo de en medio; no acababa de conseguirlo, porque Herodes respetaba a Juan, sabiendo que era un hombre honrado y santo, y lo defendía. En muchos asuntos seguía su parecer y lo escuchaba con gusto. La ocasión llegó cuando Herodes, por su cumpleaños, dio un banquete a sus magnates, a sus oficiales y a la gente principal de Galilea. La hija de Herodías entró y danzó, gustando mucho a Herodes y a los convidados. El rey le dijo a la joven: Pídeme lo que quieras, que te lo doy. Y le juró: Te daré lo que me pidas, aunque sea la mitad de mi reino. Ella salió a preguntarle a su madre: ¿qué le pido? La madre le contestó: La cabeza de Juan el Bautista. Entró ella enseguida, a toda prisa, se acercó al rey y le pidió: Quiero que ahora mismo me des en una bandeja la cabeza de Juan el Bautista. El rey se puso muy triste; pero por el juramento y los convidados no quiso desairarla. Enseguida le mandó a uno de su guardia que trajese la cabeza de Juan. Fue, lo decapitó en la cárcel, trajo la cabeza en una bandeja y se la entregó a la joven; la joven se la entregó a su madre. Al enterarse sus discípulos, fueron a recoger el cadáver y lo enterraron”.
[5]Oscar Wilde narra sus peripecias en su obra de teatro Salomé.

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